ADMINISTRACION EN LA EDAD MODERNA

Los historiadores ubican el período de la edad moderna entre dos grandes acontecimientos: El descubrimiento de América en 1942 y la Revolución francesa en 1789. El renacimiento, la Reforma protestante, la Revolución industrial, el estado, la ciencia, la filosofía y la política anteriores a la Revolución francesa, forman parte del marco dentro del cual se ubica la "edad moderna".
Pero tales acontecimientos son, finalmente, la consecuencia de transformaciones ocurridas en la sociedad y en el pensamiento de los hombres a través de largos períodos de su historia.
Esta época llamada moderna presenta características administrativas que son producto de fuerzas que impulsaron al mundo europeo de finales de la edad media a su expansión. Esas fuerzas fueron, entre otras:
El cristianismo, el cual no solamente tuvo una gran influencia durante la edad media, sino que proyectó su organización y su pensamiento desde esa época a través de la edad moderna, con gran energía y actividad notable.
El desarrollo del comercio, el cual se incrementó enormemente después de las cruzadas que pusieron en contacto el mundo europeo con el Medio Oriente. El auge comercial de Europa se completaría luego con los viajes al Asia y al Japón, siguiendo las rutas que había explorado Marco Polo y que sirvieron de estímulo a los viajes y descubrimientos del siglo XV y posteriores.
Es de anotar, que al comienzo de esta época la actividad administrativa se enfocaba, principalmente, a la organización de expediciones por tierra y por mar, a la realización de viajes comerciales y tráfico de mercancías, a la construcción de barcos, a la elaboración de manufacturas, al mercadeo, al financiamiento de bodegaje de artículos de toda clase que circulaban entre los pises mediterráneos y, a través de éstos, llegaban a Inglaterra y a territorios del norte.
Los viajes al Asia y el descubrimiento de América contribuyeron a aumentar esa actividad, que se prolongó e incrementó con la colonización de los nuevos mundos. La conquista y colonización influyeron en las formas de organización administra­tiva de los pueblos europeos. Las empresas de aquellos tiempos fueron de varias clases: desde las de tipo religioso, que tenían como objetivo la conversión de los habitantes de los mundos descubiertos a la fe cristiana, hasta las que organizaban tos reinos para la conquista de nuevos territorios, para la guerra contra otros reinos, y aquellas organizadas por particulares, por su cuenta o con consentimiento de los reyes, o empresas mixtas que tenían como objetivo la exploración y obtención de metales preciosos o de materias primas que enriquecían los tesoros de los estados y aumentaban el patrimonio de particulares.
La conquista y colonización de los nuevos mundos cambió los hábitos y las costumbres. Se originaron nuevas actitudes políticas de los gobiernos, que influyeron en la organización de los estados. La administración de tipo feudal fue desapareciendo al adquirir los reyes mayor poder. Este poder provenía de los nuevos recursos de ultramar que contribuyeron a crear nuevas industrias, a abrir nuevos mercados y a incrementar el poder financiero.
Como consecuencia de estos cambios se transformó la vida económica y se le abrió paso al mercantilismo.


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